13 de febrero de 2014

Aguas de Febrero

Ayer me tocaba ir a la clínica. Se están mudando a un lugar nuevo así que hay olorcito a estreno acompañado del polvo, cables sueltos, pintura nueva. Las caras son las mismas. Llevé todos mis estudios sin saber muy bien para qué estaba yendo. No era urgente hacerlo, sabía que todo había salido más o menos bien. El estradiol un poquitín alto pero nada sorprendente en una paciente con mi historial de endometriosis. Pero ahí estaba yo, frente al médico joven que iba pasando los datos a su computadora. Mi médico estaba atrasado y por eso me atendía el médico joven. Muy formal, un poco seco en el trato iba mirando los datos de los estudios con rigurosa mirada. Cuando le dije que mis menstruaciones se habían vuelto muy escasas me dijo que esperáramos otro ciclo para no apresurarnos. Cuando mi médico llegó, todo sonrisas y un "cómo estás, madame" fue como si saliera el sol. Tiene una forma de tranquilizar que enseguida comprendo por qué estoy ahí. Voy para que me tranquilice y me diga que va a estar todo bien, que la respuesta al tratamiento siempre ha sido buena y que no hay razón por la cual no siga siendo así.
-¿Entonces, Marzo?- me dice con una mirada cómplice.
Y yo digo que sí. Que Marzo es un buen mes para embarazarse.

11 de febrero de 2014

Estar bien

Llueve. Hoy tocaba que él se hiciera algunos estudios. De paso, fue a buscar mis análisis hormonales. Le pedí que me los leyera por teléfono. Todo da bien. ¿Y por qué creí que algo iba a dar mal? Febrero transcurre entre lluvias, mosquitos, algo de trabajo (viene bien volver a trabajar).
La vida sigue y yo me voy reacomodando. Lo que ayer estaba en carne viva hoy ya tiene cascarita. Miro a marzo como una posible fecha para comenzar otra vez. Mañana tengo turno con mi médico para llevarle todos estos estudios que me he estado haciendo. Y va a decir que está todo bien. Ahora lo sé.