Todo tiene un comienzo

Lo supimos desde el principio de nuestra relación. Necesitaríamos ayuda médica para tener hijos. Debido a su azoospermia nuestra piel no engendraría un bebé. Sólo amor. El amor es muy importante pero necesitábamos la materia prima para engendrar nuestro bebé. Él nunca se opuso a la posibilidad de un donante. Entonces sólo restaba saber cómo estaba yo.
Nos recomendaron un médico. Yo ya tenía varias ecografías transvaginales en mi haber por un posible diagnóstico de endometriosis. En las ecografías podía verse un quiste en el ovario izquierdo y un mioma subceroso. El médico de fertilidad vio todos mis estudios. Enseguida indicó una LAPAROSCOPÍA para verificar el estado de las trompas, el estado de la endometriosis, eliminar el quiste molesto y luego sí, hablar de tratamientos.
Para mi sorpresa, en ese instante, el temor al quirófano se me fue por completo. Mi obra social cubría todo, me hice los estudios correspondientes, los prequirúrgicos, me tragué un ciclo de anticonceptivos para coordinar mi menstruación con la fecha de la intervención y me operé. Era julio de 2012.
El resultado de la operación fue sorprendente: todo estaba bien. No había focos de endometriosis, las trompas estaban permeables, habían quitado el quiste y un mioma de ¡cinco centímetros! Con la laparoscopía habían puesto a punto mi sistema reproductor. Ahora sí podía acceder a tratamientos de baja complejidad una vez que me viniera la menstruación.
En noviembre de 2012 comenzamos a transitar el camino de las INSEMINACIONES INTRAUTERINAS. Unos meses antes habíamos tenido nuestra primer consulta con un banco de semen. Conocimos a Vanesa Rawe, directora y fundadora de Reprotec y nos gustó mucho su manera científica de trabajar. Comencé con las pastillas de Clomifeno pero me produjeron una respuesta folicular exagerada (estuve meses para quitarme de encima los folículos residuales que me quedaron).
En mayo de 2013 pasé al Puregon con dosis muy bajas. Lo logramos. Pudimos acceder a la primera inseminación. Quince días más tarde nos enfrentábamos a nuestro primer negativo.
Pero no nos desanimamos. Fuimos por más.
En junio repetimos el tratamiento. Y NOS EMBARAZAMOS. ¡Lo habíamos logrado! Pero no fue posible. El embrión no se desarrolló bien y lo perdimos a las siete semanas de gestación. Fue muy triste pero sentimos la esperanza de que sí, de que a pesar de esa PÉRDIDA GESTACIONAL se podía, de que los tratamientos funcionaban, de que nos embarazaríamos en algún momento.
Dejamos pasar un tiempo para que mi cuerpo se repusiera y volvimos a la carga. Luego de dos inseminaciones más con sus respectivos negativos decidimos tomarnos el verano para descansar y reflexionar.
En marzo del 2014 volvimos con las esperanzas renovadas. En la ecografía aparecían folículos residuales. Era raro. Me dieron un ciclo de anticonceptivos. Los ovarios parecieron calmarse. Volvimos a la carga pero esta vez el tratamiento no resultó, mis ovarios no reaccionaron al Puregon como se esperaba. No pudimos hacer la inseminación y me llené otra vez de folículos residuales.   
Me propusieron pasar a ALTA COMPLEJIDAD. Comencé los trámites en la obra social. Me pasé de plan para acceder a una mayor cobertura en reproducción asistida. En agosto pude comenzar a transitar el camino de la primera FIV-ICSI. En la punción lograron sacar 8 óvulos de los cuales embrionaron 4. Me transfirieron 2 en fresco y criopreservaron los otros 2. Nuevamente nos enfrentamos al temido negativo.
En noviembre de 2014  volvimos a intentarlo con los congeladitos. Tampoco resultó.
A comienzo del 2015, comenzamos a transitar nuestra segunda FIV-ICSI. Esta vez en la punción sólo logramos 4 ovocitos de los cuales embrionaron sólo dos. Conseguimos un embrión calidad 1 y un embrión calidad 2. Ambos muy buenos. La beta dio alta. ¡Nos embarazamos! Pero al repetirla a las 48 horas el valor había bajado a la mitad. Fue muy duro.
Nos propusieron continuar. Con mi óvulos era una posibilidad. Difícil pero no imposible. Preguntamos por la ovodonación. Nos dijeron que también era posible, que había habido pruebas de que los embriones implantaban. Que era "el camino verde".
Nos dijeron que no abandonáramos, que íbamos a embarazarnos, que teníamos muchas chances aún.
Y nosotros decidimos retirarnos y dejar de jugar a este juego de la Reproducción Asistida, al menos por ahora. 



1 comentario:

  1. Cuando se lee la historia de corrido se ve en ella la armonía de lo que va decantando. Fuerza para esta nueva etapa, que necesita encontrarte segura y calma! Beso grande

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